Era un secreto a voces. Un trámite por confirmar. Una negociación entre dos partes que tenían claro el final. Pero quedaban, como siempre, flecos por confirmar. El Amfiv, obviamente, deseaba renovar a su técnico, César Iglesias. El técnico vigués es ya parte indispensable de la familia del Amfiv. Conoce como pocos la entidad y, además, los resultados de las últimas campañas le han permitido convertirse en uno de los entrenadores más respetados dentro del baloncesto en silla de ruedas. Además, sabe cómo sacar el máximo partido a los escasos recursos que puede ofrecerle el club por su limitado presupuesto. Iglesias, por su parte, también se encuentra cómodo en el Amfiv, al que le une ya más lo emocional que lo económico o lo deportivo. Prácticamente su única petición pasaba por tener una plantilla a la que poder entrenar después de una complicada y dura campaña en la que durante mucho tiempo apenas tuvo a cinco jugadores a su disposición.
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